Categoría: Entrevistas

Aquí veremos una serie de entrevistas hechas a distintas personalidades del medio actuarial, con el fin de saber el punto de vista de todos ellos.

Ricardo Nava y la importancia de la preparación constante

El día de hoy platicamos con Ricardo Nava, el actuario que estudió la primera parte de la carrera de Actuaría en la Facultad de Ciencias, para posteriormente finalizar en el ITAM. También hizo una maestría en Ciencias Actuariales en Estados Unidos y es Fellow de la SOA.

Ricardo Nava, quien hoy en día labora como VP Chief Pricing Actuary & CRO en una importante reaseguradora, nos abre las puertas para conocer mejor su historia y la visión que él tiene sobre la profesión actuarial.

¿Es verdad que estudiaste la mitad de la carrera en el ITAM y la otra mitad en la Facultad de Ciencias? ¿podrías hablarnos un poco más al respecto de esta experiencia?

Bueno, yo llegué a la Facultad de Ciencias de la UNAM, donde hice 5 semestres. Posteriormente me pasé al ITAM e hice otros 5 semestres, entonces tengo algo de estas dos instituciones, a mi gusto una experiencia muy enriquecedora.

Eso fue un tanto accidental porque así se presentaron las cosas ya que me dieron una beca en el ITAM, pero a toro pasado, yo pienso que si yo fuese a escoger otra vez, le recomendaría al Ricardo de 18 años, mira si puedes, métete primero a la Facultad de Ciencias y después vas al ITAM (risas). La verdad que me gustó mucho toda la preparación que tuve en la Licenciatura y convivir con compañeros de diversas áreas, desde matemáticos y físicos en la UNAM y después con economistas en el ITAM. En ambas instituciones tuve maestros muy buenos.

¿Cómo crees que influye esta decisión de dónde estudiar la carrera de Actuaría en el desempeño en el campo laboral?

Hay muchas cosas que entran en juego, primero la capacidad económica y a partir de esto, siempre tratar de buscar la mejor institución y, posteriormente, si vemos el campo del actuario, pues sí la Ciudad de México si ocupa más actuarios que el resto del país, quizá también Monterrey.

Entonces si te vas a estudiar la carrera a algún estado donde no haya mucho campo laboral para el actuario, empiezas a limitarte. Claro que después puedes aplicar para irte a la Ciudad de México, pero ya empieza a haber una serie de limitaciones, simplemente por los contactos que dejas de hacer.

¿Cómo consideras que es el rol del actuario mexicano hoy en día?

El actuario aquí en México se puede desempeñar en muchas instituciones, no solo está el sector asegurador y las finanzas, sino que también entra en otras áreas como puede ser Investigación de operaciones, Computación, Estadística, Consultoría, etc.

En México es un poco más amplio donde se desarrolla el actuario, comparado con Estados Unidos o con Canadá, donde ahí el actuario es más para los seguros, para los reguladores, para las consultorías, pero no tiene tanta amplitud como tiene México. Y en ese sentido, yo creo que Solvencia II, por ejemplo, le dio un fuerte impulso al actuario porque le da un énfasis al rol del actuario en Compañías de Seguro.

¿Cómo crees que impacte el COVID-19 al trabajo que desempeñan los actuarios?

Esta pandemia sin duda va a tener varios efectos, yo creo que el primer impacto, es el trabajar de manera remota, lo cual es algo que se venía retrasando, pero con el virus muchas compañías se vieron forzadas a trabajar de manera remota. Esto para mí es algo positivo, sin embargo, hay otros impactos que son negativos, ya que el coronavirus le pega al seguro y además le pega a la economía, entonces se crea una tormenta perfecta.

Pero como decía un conocido, también de las malas experiencias puedes sacar provecho; no simplemente hay que lamentarnos, sino que también hay que sacarle provecho a este evento que nos ha causado muchas pérdidas. Por ejemplo, en México existe una baja penetración del mercado asegurador, entonces esta pandemia le da la oportunidad al sector de demostrar la importancia del seguro y poder cerrar este gap, creando una cultura del seguro.

También va a haber mucha innovación, por ejemplo en la suscripción se han estado evitando algunos pasos simplemente porque las personas no pueden ir a hacerse exámenes, entonces posteriormente vamos a ver qué pasos le quitamos a este proceso y con qué es necesario que nos quedemos. Otro aspecto la digitalización y qué nuevos productos podemos hacer a partir de esta, obviamente forzados por esta pandemia. Sin duda para los actuarios se viene una época interesante.

¿Qué consideras mejor, hacer una maestría o hacer los exámenes de la SOA?

Pues yo creo que las dos; si pudieses hacer las dos cosas, eso me parece lo mejor. En mi caso, yo tuve tiempo cuando me fui a estudiar la maestría de tiempo completo ya que no trabajaba y eso me dio la oportunidad de hacer las dos cosas.

De hecho, yo empecé a tomar los exámenes de la Sociedad de Actuarios porque llegué a la Universidad de Iowa, que es donde hice mi maestría, y ahí las personas estaban haciendo estos exámenes y yo dije bueno, yo también voy a hacer esos exámenes, entonces llevaba las dos cosas al mismo tiempo, estudiaba la maestría por una parte y hacía los exámenes por otra. Después cuando regreso a México, mi esposa me apoyó muchísimo y estuve un tiempo estudiando por las noches para hacer los exámenes.

Pero volviendo a tu pregunta, yo creo que también depende de la persona si quiere desempeñar su profesión en México o en alguna otra parte del mundo. Si por ejemplo, una persona quiere irse a Estados Unidos o Canadá a desempeñarse como actuario, entonces claramente ahí la certificación de la SOA va a ser mucho más importante. Si alguna persona quiere desarrollar otro tipo de habilidades y quiere hacer, por ejemplo, un MBA, pues la verdad que esa maestría también es bastante recomendable. Creo que ambas opciones tienen sus pros y sus contras y realmente no hay una respuesta categórica de cual es mejor, sino que depende de la situación de cada persona. En mi caso yo hice las dos cosas al mismo tiempo.

¿Podrías contarnos un poco acerca del proceso para convertirte en Fellow de la SOA?

El sistema de exámenes de la Sociedad de Actuarios cambia continuamente, cuando yo llegué a ser Fellow había solo 8 exámenes y con los primeros 6, hacías un curso de Associateship y ya podías ser ASA, después había que pasar otros dos exámenes y un curso de Fellowship para llegar a ser Fellow. Pero sí hay algunos exámenes que son bastante complicados para personas que no trabajan en Estados Unidos porque se trata de la regulación o sistema social de ese país.

Este es el proceso que debía seguir una persona en cualquier parte del mundo para ser parte de la SOA, pero en algunos países hay unas ciertas ventajas, por ejemplo, en México los aspirantes podrían tener la posibilidad de que, una vez que tienen ciertos años de experiencia, y creo que con dos exámenes, ya puedes ser Associate. Sin embargo si después quieres llegar a ser fellow, sí tendrías que hacer todos los exámenes que no hiciste para ser ASA.

Y esto último es importante porque, estaba platicando el otro día con un par de colegas de gran trayectoria y ellos no sabían, es decir, hay un gran desconocimiento de que existe también esa posibilidad donde para México se puede facilitar el camino para llegar a ser ASA de la SOA.

Si quieres saber más al respecto de esta forma de ser parte de la SOA, da click aquí.

¿Cómo fue que te abriste las puertas para poder llegar a trabajar en Canadá y en un ámbito donde veías mercados de Europa, Medio Oriente y África?

Dejando de lado mi caso particular, el cual fue algo circunstancial, yo siento que sí te da una proyección el simple hecho de tener una certificación de una sociedad de actuarios que es reconocida en muchos países. Las compañías trasnacionales sí identifican eso y cuando buscan jefes actuarios que vean ciertos países si es importante el tener los exámenes de la SOA; entonces el tener estas certificaciones sí abren las puertas.

¿Qué impacto o valor agregado tuvo el hecho de que eres mexicano, para desempeñar tus labores en Canadá y viendo mercados en otros continentes?

La verdad es que yo tuve una preparación fuerte desde México. Como te comentaba, tuve muy buenos maestros tanto en la UNAM como en el ITAM y la formación matemática fue excelente. Te podría decir que aprendí el lenguaje de las matemáticas en estas instituciones. Posteriormente hice la maestría y luego los exámenes… entonces fue preparación tras preparación.

Entonces lo que yo añadí de valor al llegar a Canadá es que soy una persona con una preparación matemática fuerte. Yo competía con otras personas que también eran Fellows, pero que solo tenían licenciatura en Actuaría. Además, yo creo que la carrera de Actuaría impartida en México le compite al tú por tú a cualquier Universidad en cualquier parte del mundo.

¿Has tenido o tienes algún mentor que te haya apoyado en tu trayectoria?

Sí, claro, he tenido varios en distintas etapas de mi vida. Obviamente primero mis padres, sin lugar a duda, para siempre y en cualquier etapa de mi vida.

En lo que respecta a la parte profesional, creo que en cada institución en la que he estado, ya sea Universidad o Reaseguradora, siempre he contado con la figura de mentor. En la mayoría de las veces, mi mentor no siempre ha sido como resultado de algún programa formal, pero de cualquier manera ha sido muy valioso contar con este apoyo.

En la actualidad, continúo teniendo mentor pero ahora también yo soy mentor y me da mucha satisfacción poder ayudar a otros.

¿Cómo han ido cambiando las actividades que has desempeñado en tus distintos roles de trabajo?

Pues la verdad yo empecé como analista para nuevos productos, después me fui a hacer mi maestría y trabajar como consultor. Al regresar a GenRe lo hago como jefe actuario para América Latina. Después me paso a RGA hace ya varios años, y en aquel entonces era una oficina muy pequeña, donde sólo éramos dos actuarios para ver todas las cotizaciones y de todos los beneficios: vida, salud y lo que llegara, todo lo hacíamos nosotros dos.

Después cuando me cambié al área internacional, donde veía los mercados de Europa, Medio Oriente y África, tuve que aprender los diversos modelos que se usaban y conocer algunos beneficios de los que no estaba muy familiarizado. Todo esto fue muy enriquecedor porque ahora que regreso a América Latina, puedo aplicar la experiencia que tuve en otros mercados y ayudar a nuestros socios en la región.

En la posición actual, sigo revisando, pero ya no me meto tanto al detalle, sino simplemente veo si el riesgo está dentro del apetito de RGA, y si lo hemos entendido y medido correctamente.

También ya tengo un rol un poco más de liderazgo donde tengo personas a mi cargo y tengo que ver que esas personas estén bien y tengan las herramientas necesarias para desarrollarse, todo el training necesario, etc. Es decir, ya tengo un rol más de desarrollar personas además del “pricing”.

También ahora tengo una nueva función como CRO (Chief Risk Officer), donde veo, no solamente el riesgo del seguro, sino en general todos los riesgos para América Latina. Tengo que monitorear y ver tendencias del negocio para poder actuar a tiempo y evitar sorpresas.

¿Cuál dirías que es la satisfacción más grande que te ha dado la Actuaría?

Todo. Si yo viera al Ricardo que tenía 7 años, yo definitivamente le diría: estudia Actuaría. Imagínate mi caso, licenciatura en Actuaría, maestría en Actuaría, exámenes de certificación…

Yo amo mi carrera, entonces yo creo que la satisfacción más importante es que de verdad disfruto lo que hago, porque hay muchas personas que estudian algo pero de verdad se dedican a otra cosa. Me parece que la satisfacción más grande es que mi trabajo del día a día es algo que yo amo hacer, algo que me apasiona. Si veo algún problema matemático y hay que resolverlo, eso es lo que me gusta.

Lo anterior es la principal motivación, después vienen otras cosas como el hecho de viajar, de conocer otros países, de relacionarte con personas de muchas culturas, etc. También son cosas importantes, pero para mí la primera es que el trabajo del día a día me encanta y esa es la mayor satisfacción.

Hay un libro que se llama El Médico de Noah Gordon, el cual de hecho hace poco se lo regalé a mi hijo mayor, y habla de esta pasión por el conocimiento a través de un personaje que se va a viajar simplemente para aprender cómo ser un buen médico y en este proceso aparecen bifurcaciones en su vida y esta persona siempre elige el conocimiento y eso creo que fue mi caso, ya que siempre aposté por eso y siempre estuve feliz de aprender. Creo que eso ha rendido frutos.

¿Qué consejo le darías a los estudiantes de actuaría y actuarios recién egresados para que puedan enriquecer su camino en el mundo de la Actuaría?

Yo creo que siempre es bueno tener un plan y una estrategia. El hecho de que ya estás en la carrera, no significa que ese plan o estrategia ya haya terminado, todavía te falta decidir en qué ramo vas a trabajar, qué otros estudios vas a realizar, entonces yo creo que es importante ver eso en cualquier etapa de tu vida, tratar de ver qué es lo que quiero conseguir en los siguientes 5 o 10 años y cuáles son las herramientas que vas a necesitar.

En este mundo tan globalizado es muy importante saber inglés, tener un mínimo de conocimientos en cuestiones de cómputo y si en algún momento quieres trabajar en otras partes del mundo, es importante empezar a ver alguna certificación que te pueda ayudar. Ya también mencionamos la parte de tener un mentor, lo cual es sumamente importante.

Si ves a alguien que naufraga y primero nada hacia un lado y luego hacia otro, pues al final no va a llegar a ninguna parte. En cambio alguien que sabe lo que quiere, va a nadar en esa dirección, al final seguramente va a llegar a buen puerto… probablemente (risas) a menos que no haya nada en esa dirección, claro está. A lo que voy es que siempre tienes que estar planeando y afilando tu estrategia, viendo qué herramientas son las que vas a requerir.

¿Algún comentario final?

Simplemente para los actuarios mexicanos, quiero decirles que la verdad están en un muy buen terreno porque la actuaría en México tiene una calidad muy alta que compite en otros países; quizá también hay que reunir otras características fuera de la parte académica las cuales tenemos que pulir más.

Si te pones a comparar un actuario en Estados Unidos con un actuario Mexicano y ves que la parte académica es muy similar, entonces cuáles son las diferencias y para mí hay dos que me vienen a la mente:

Primero es que tenemos que empezar a hacer certificaciones fuertes a una edad temprana; en México realmente tenemos un programa de certificación un poco fácil por así decirlo contra programas de certificación más fuertes en otros países.

En segundo lugar, los internships, que si bien en México a veces es posible encontrar estas pasantías, en Estados Unidos y Canadá es casi la regla. Los estudiantes hacen estos internships y empiezan a aprender el software actuarial como AXIS o de alguna otra empresa. Además, tienen la gran oportunidad de empezar a discernir dónde les gustaría trabajar. Por ejemplo, si primero hacen una pasantía en seguros de vida, luego otro verano en seguros de daños o en algún banco, después ya les sería más fácil decidir a qué se quieren dedicar. Me parece que a esto le tenemos que dar más empuje en México.

Pedro Aguilar y la actuaría en México

Con más de 28 años de experiencia en el sector de seguros, 30 años como académico de la UNAM y 3 libros publicados sobre temas técnicos Actuariales, Pedro Aguilar es una autoridad en el ámbito actuarial, no solo por su amplio recorrido e impecable trayectoria, sino también por la claridad que tiene para entender y atender diversos temas que tienen que ver con la actuaría.

El día de hoy en El Manual del Actuario tenemos el honor de presentar la entrevista hecha al Actuario Pedro Aguilar Beltrán, quien nos deja saber, con la claridad que lo caracteriza, su opinión acerca de la formación de los actuarios y cómo observa él el desarrollo de la profesión en la actualidad.

¿Cómo considera que es hoy el rol del actuario mexicano?

Desde una perspectiva meramente local, considerando el estado del arte de la Actuaría en México, me parece que el actuario mexicano se ha podido integrar a diferentes campos laborales, pero eso ocurrió por accidente, no es porque así haya sido planeado, es algo que se fue dando con el tiempo y las circunstancias. Esto ha ocurrido porque el conocimiento que tiene el actuario sobre cuestiones complementarias a lo que es su conocimiento central, le ha dado la posibilidad de desempeñarse en otras disciplinas como son las finanzas, estadística, informáticas, entre otras.

No obstante, ante la idea de que un actuario es un profesionista con conocimientos diversos de matemáticas, quisiera puntualizar que esa me parece una idea muy ambigua y vaga de lo que es un actuario, para mí en lo personal, la definición exacta de un actuario, en la que no cabe vaguedad o confusión, es que “es un profesionista que tiene conocimientos especializados para la valoración y medición de  riesgos y obligaciones contingentes”. Eso es lo que le da su característica principal y distintiva de otros profesionistas.

Aun cuando dentro de sus capacidades naturales de medir el riesgo, está su conocimiento matemático, probabilístico, estadístico, computacional, etc., eso es algo marginal, pues la característica central y específica que lo distingue de todos los demás profesionistas es que tiene conocimientos especializados para la medición de riesgos y otras obligaciones contingentes, teniendo en los seguros, el mayor campo de aplicación de este conocimiento, como es natural dado que estos se basan en la medición del riesgo.

En México en particular, el rol del actuario ha sido importante ya que ha habido una gran cantidad de actuarios que se involucran en diferentes campos laborales y creo que a eso se debe que el actuario mexicano en su etapa de estudiante se siente un poco confundido respecto a qué ámbito laboral debe enfocarse. Esta confusión viene desde la carrera misma, ya que ahí no se tiene una adecuada orientación sobre cuáles son las mejores oportunidades y el mejor campo de aplicación que tiene un actuario. De cualquier manera, al final no pasa nada, ya que el actuario termina trabajando en aquello que le agrada, aquello donde se sintió mejor o incluso aquello donde encontró oportunidad.

Es diferente en el caso de un actuario norteamericano que realiza exámenes de la SOA y tiene una formación técnica más elevada, ya que tienen una preparación pensada para un mercado laboralmente más desarrollado el cual le requiere ese nivel de alta especialización.

Aquí no pasa eso, el mercado mexicano es más modesto en cuanto a exigencia de formación técnica, y está bien que no sea así, porque no podría el mercado absorber a los cientos de actuarios que egresan cada día, y que si no fuera por este fenómeno de poderse incorporar hacia otras áreas y disciplinas, entonces estaríamos en los mismos problemas que tienen otras carreras, en donde ya está saturado su mercado y los profesionistas no encuentran manera de realizarse. Afortunadamente, dentro de la realidad de nuestro país, se le ha ofrecido al actuario otras formas de ocupación y de trabajar, siendo así que el actuario ha encontrado su propia diversidad.

¿Usted cree que los planes de estudio actuales de las diferentes universidades son adecuados para la preparación de los futuros actuarios?

No, no lo creo,  creo que ninguna de las universidades que ofrecen la carrera tienen planes que sean adecuados. Esto se debe a que el ejercicio de la actuaría a nivel profesional, tiene unas diferencias abismales respecto a los temas que se ven en la carrera, y estas diferencias tienen su origen, en la mayor parte de las ocasiones, en que la mayor parte de los académicos que participan en la formación de los actuarios no han ejercido profesionalmente y, por lo tanto, tienden a basar mucho de su enseñanza en la teoría literaria; pero resulta que los libros traen a veces muchos años de rezago respecto a lo que es la práctica profesional.

Además, hay que aceptar que la matemática actuarial en libros es muy idealista y alejada de la práctica, y no me refiero a los fundamentos teóricos ya que esos no tiene por qué cambiar, sino a los planteamientos y problemas que aparecen en los libros, los cuales son muy idealizados y cuando los actuarios los aprenden e intentan llevarlos a la práctica en el mundo real, lo que encuentran es que no es posible y que tienen que hacer muchos cambios para poder hacer funcionar la matemática actuarial en la realidad.

Es así que los actuarios que egresan de sus estudios un día llegan al tremendo desengaño de que esa parte teórica no necesariamente es la que mejor funciona en la práctica. No estoy diciendo que la teoría no sirve, a mí me parece que da herramientas y bases, pero sería mucho mejor que los planes de estudio de las carreras incorporaran enfoques más aplicados y hubiera materias de práctica o talleres que hicieran que el actuario saliera conociendo un poco mejor a lo que se va a enfrentar.

Definitivamente los planes de estudio están muy alejados de lo que es la práctica actuarial, pero además, no se puede hacer mucho para solucionar eso ya que por lo general resulta difícil conseguir académicos bien preparados en la práctica, para impartir clases en la carrera de Actuaría, y hay que aceptar que muchos de quienes dan clases, es porque de pronto se les cierra un poco el campo laboral y encuentran refugio en la academia.

Por otro lado, quienes en el campo laboral tienen… no sé si llamarle éxito profesional o algo por el estilo, casi no voltean a la academia, y aunque tengan alguna posibilidad, el argumento es que están muy ocupados, o que no tienen tiempo, o no tienen las características necesarias y, de esta manera, muchos actuarios que podrían contribuir a la formación de las nuevas generaciones con su conocimiento en la práctica, no lo hacen.

Con todo esto, lo que se tiene es una formación de los actuarios que es mucho apegada a los contenidos teóricos de libros, al syllabus de la AIA, a lo que recomienda la SOA, etc. Si te asomas actualmente a los temarios y quieres ver si están dando las bases aplicadas de Solvencia II, pues vas a encontrar que no lo están incorporando aun cuando ese tema es una realidad en la práctica.

También pienso que se da un enorme fenómeno de desorientación en cuanto al tipo de conocimiento que es relevante en la práctica, ha habido ocasiones en que he tenido la iniciativa de dar un seminario de Solvencia II y solamente se inscriben cuatro o cinco alumnos, en tanto que si el mismo curso lo imparto para profesionales, despierta enorme interés, y eso se debe a que los estudiantes ni siquiera dimensionan si ese tema tiene importancia para su preparación profesional. En esto el alumno no tiene la culpa, ya que él requeriría orientación para saber hacia dónde debe dirigirse. Es como si a un niño nunca le enseñas la importancia de aprender a nadar y un día se enfrenta a esa necesidad y se da cuenta que tiene problemas precisamente porque nunca se le enseñó la importancia de saber nadar.

En resumen, los planes de estudio que se tienen no son apropiados y hablo de todas las universidades, quizá algunas se han preocupado un poco más, pero la mayor parte de los planes no son apropiados para dar buenas bases prácticas.

¿Hay alguna diferencia entre estudiar en una escuela pública y en una privada?

Sí, sí hay diferencias, y tienen muchos orígenes, pero dichas diferencias no determinan si un actuario es bueno o malo o la forma en que se desarrollarán en el mercado laboral.

Las diferencias provienen de varias vertientes, por ejemplo, el cuerpo académico, ya que es una realidad que el cuerpo académico de una universidad pública es mucho más modesto y hay menos profesores de tiempo completo. Si vas a una universidad pública, realmente no encuentras casi actuarios de tiempo completo dedicados a la investigación de cuestiones actuariales. Te encuentras matemáticos, físicos o biólogos, pero algo así como un actuario profesor investigador de tiempo completo, pues no, quizá allá quienes tienen el título de actuario, pero se dedican a otra cosa y poco investigan de la práctica. La mayor parte del cuerpo académico de actuaría de una universidad pública son profesores de entrada por salida, o de asignatura como le llaman, y sólo van a dar una o dos horas de clases y luego se retiran; además la mayoría son muy jóvenes y no tienen mucha experiencia. En cambio, una universidad privada, evidentemente por sus prestaciones salariales, puede atraer un poco más a actuarios que se dediquen de tiempo completo a la academia, pudiendo dedicarle más tiempo a la enseñanza e investigación.

Por otro lado, también hay una diferencia que se puede decir “natural”, en el sentido de que hay que aceptar como natural que el alumno que estudia en una universidad privada tiene más recursos económicos para poder estudiar ahí, y tienen condiciones de vida más cómodas, lo cual evidentemente le da una ventaja en cuanto a la dedicación y  aprovechamiento de sus estudios. Además, ya trae otras características que tienen que ver, con cuestiones conductuales, psicológicas, y niveles de seguridad más altos. No quiero decir que esto ocurre en todas las personas, pero en la mayoría eso pasa. Lo anterior no significa que los actuarios de universidades públicas saldrán mal preparados pero sí implica que requerirán más esfuerzo.

Resulta interesante ver que alrededor de un actuario de una universidad pública que por propia voluntad ha tenido esa capacidad de buscar prepararse bien, aún cuando no tenía todos los recursos, condiciones y oportunidades, se produce una especie de “selección natural”, que hace que salga con una formación que le da cierta resiliencia en y estabilidad en el mercado laboral.

Sin embargo, estas diferencias que he comentado, no determinan necesariamente el éxito en el desarrollo profesional y tampoco determinan si debe haber una preferencia de parte de las empresas. Cualquiera podría pensar que la preferencia es hacia actuarios de escuelas privadas, pero no necesariamente ocurre así, por las razones que ya mencioné.

A mí en lo particular me ha parecido interesantísimo este fenómeno que se da en las universidades públicas y que yo le llamo “de selección natural”, porque sé que “sobrevivirá” el actuario que mejor se adapte a las condiciones y que mejor aproveche las circunstancias que se le presenten. Cuando una persona en condiciones adversas, logra salir adelante, y con buena preparación, ello habla de su carácter y capacidad para lograr metas. Eso mismo no se puede decir de quienes egresan de universidades privadas. Es como si le pidieras a dos personas subir una montaña y a una de ellas le das mucho equipo, mientras que a la otra le das poco, yo creo que el que tiene menos herramientas desarrollará un poco más de técnicas, resistencia y resiliencia para poder subir la montaña y si lo logra tendrá más mérito.

¿Qué considera que es mejor, hacer una maestría o buscar una certificación, ya sea nacional o internacional?

Depende de lo que el actuario quiera hacer de su destino profesional, pero siempre y cuando no se autoengañe, es decir, uno debería saber cuál es su plan de vida y en función de eso tomar decisiones. Si, por ejemplo, un actuario cree que hacer los exámenes de la SOA es lo que lo va a hacer exitoso, tendría que saber que esos exámenes tienen más peso en Estados Unidos. Probablemente tenga éxito en México, pero el éxito de un actuario en México no está muy determinado por el hecho de tener exámenes de la SOA. La maestría da algo de estatus pero tampoco determina que sólo por ello se va a ser exitoso.

Lo que creo es que si el actuario piensa permanecer en México, creo que no tendría que estar muy preocupado por hacer exámenes de la SOA, creo que tendría que estar mucho más preocupado por conocer las cosas que necesita en este país, como conocer la regulación local y las certificaciones que requiere y, en función de eso, investigar, crear y desarrollar habilidades personales que le den ventajas competitivas aquí.

¿Qué tan técnicos somos los actuarios en México? ¿Considera que en México deberíamos hacer más investigación sobre temas actuariales?

Siendo honesto, algo extraño ocurre aquí en México, ya que hay muy pocos actuarios que sean realmente muy técnicos y con una aplicación exitosa de su conocimiento. Este fenómeno es digno de análisis ya que es difícil saber a qué se debe: ¿acaso las personas no salieron con la preparación adecuada? ¿o algo les ocurrió en el camino?

De los miles de actuarios que han egresado, actualmente, son muy pocos los actuarios que hacen matemática actuarial aplicada. Se observa que muchos que eran muy buenos para la teoría, se quedaron en ese mundo teórico y nunca pudieron bajar a la realidad de la aplicación. A muchos otros les pasó al revés, estudiaron Actuaría, pero un día consideraron que no era agradable estar en la parte técnica de aplicación de las matemáticas actuariales y terminaron por convertirse en actuarios operativos o con un nivel de aplicación muy modesto donde solamente hacen ciertas cosas que no son muy técnicas.

Esto tiene que ver con otra cosa que es muy complicada de lograr, que es que el actuario debe investigar y crear su propia base de conocimiento de matemáticas aplicadas. Yo creo que el actuario tiene que involucrarse y estar participando centralmente en propuestas de solución a ciertos fenómenos, pero los actuarios por sí solos no lo podrían hacer, tendrían que ir acompañados de instituciones como la AMA, el CONAC, las universidades, etc., pero va en solitario y creo que a eso se debe que es muy pobre la difusión e investigación actuarial de todas esas entidades en México. Ni siquiera las universidades tienen una buena labor de investigación actuarial.

Por otra parte, la investigación actuarial casi no se promueve. Los actuarios que se dedican a hacer algo de investigación, a crear y proponer papers, libros, etcétera, les es difícil encontrar a alguien que se interese y los apoye. Es muy grave porque no hay un solo libro de actuaría de las universidades o de las instituciones gremiales, y si entras a sus páginas web tampoco hay gran cosa: no hay investigación, ni literatura. Si esto lo comparas con la literatura e investigación que hay en Estados Unidos, es abrumadora la diferencia. Hacer eso en México serviría mucho, sin embargo es muy difícil hacerlo porque cuesta trabajo, hay que sacrificarse y al final da resultado, pero es un trabajo algo ingrato porque puede que no seas reconocido o compensado.

No digo que el actuario listo no vaya a tener éxito, pero es un éxito sólo en un sentido material. No hay que confundirse pensando que detentar un alto cargo en una gran empresa es lo importante, al menos para la Actuaría no lo es. El desarrollo de su técnica, sus contribuciones a las ciencias actuariales es lo que debería hace sentir orgullo a un actuario, y esos es algo que está un poco escaso en México.

¿Qué opina de la participación del gremio actuarial en los temas de interés de la vida pública del país?

Su participación no es lo robusta que debería ser. Por una parte porque no se pronuncian y por la otra, porque no son tomados en cuenta. En el tema actual de la modificación al sistema de pensiones que acaba de hacer el gobierno, por ejemplo, aunque los actuarios salgamos y nos pronunciemos sobre el tema, creo que sus pronunciamientos no son tomados en cuenta. Eso es desalentador, porque al no ser tomados en cuenta se desalienta también su participación.

Para participar en la vida pública se requiere que se tenga respeto por el conocimiento técnico profesional. Peor aún si cada vez que alguien se sienta en la “silla del poder”, piensa que automáticamente tiene la capacidad de tomar cualquier decisión en todas las disciplinas sin tomar en cuenta a los expertos profesionales. Eso ocurre por la prepotencia y la arrogancia, que es algo que sigue predominando en quienes llegan al poder, aunque también es cierto que de nuestro lado hay cierta debilidad, porque hay temas que son de nuestro campo de conocimiento y no nos pronunciamos con claridad y firmeza al respecto.

Por ejemplo, no vi que hubiera un pronunciamiento fuerte de las instituciones gremiales de Actuaría ante la aparición y efectos de la pandemia, que finalmente es un tema que tiene mucha relación con riesgos, pérdidas, con seguros, etc.; el tema realmente era rico como para poder escuchar el pronunciamiento de los actuarios. Si pronunciándose fuerte y claro casi nadie te voltea a ver, no importa, la labor ya está hecha porque ya hubo una manifestación del punto de vista profesional y si ellos no lo toman en cuenta en cierta forma tienen responsabilidad.

¿Cómo afecta y afectará la pandemia por COVID-19 a la labor de los actuarios en México?

Afectará muy poco, será imperceptible, lo único en que va a afectar es que algunos tendrán un periodo de situación económica difícil en donde las empresas, por esta misma situación, restringirán sus contrataciones y habrá muchos actuarios que durante un rato no tengan oportunidad, pero una vez pasada esa situación, todo va a retornar casi a lo mismo. Creo que en la vida actuarial no va a pasar nada. Esto de la pandemia no va a causar que de repente todos los seguros ahora sean en el ciberespacio o que de aquí en adelante los actuarios hagan puro home office.

Tal vez lo único que va a pasar con los actuarios es que sus jefes aprendieron a comunicarse con ellos directo a su casa con esto del home office, con resultados a veces contraproducentes, ya que algunos invaden la privacidad en forma desproporcionada. Ahora los jefes quieren ser atendidos a toda hora y exigen que sus subordinados tengan en todo momento las condiciones para atenderlos. Esta invasión de la privacidad lo que ha provocado es que se ponga en una situación difícil a mucha gente, ya que no todos pueden tener la cámara y micrófono encendidos, porque no hay los espacios apropiados, para mantener la discreción necesaria. Por otro lado, habría que pasarle la factura del gasto de energía eléctrica a las empresas, porque tener el computador todo el tiempo encendido y estar conectado genera un gasto importante.

También pienso que los gerentes no estaban preparados para trabajar de esta manera y ocurre lo mismo que está ocurriendo con la educación en línea, por ejemplo, donde los profesores no estaban preparados y la única solución que encontraron es aventarle a los niños montones de tarea para que ellos lean e investiguen en lugar de darles clases. En el caso de los trabajos, los jefes se la pasan nada más pensando, por inseguridad o desconfianza, qué más pedirle al subordinado, para “tenerlo ocupado” en su casa, y que no vaya a perder el tiempo en casa, y así los saturan de tareas operativas y reportes que no necesariamente son cosas productivas.

¿Ha tenido algún mentor o mentores? ¿De qué manera le ayudaron en su carrera profesional?

Sí, sí han habido muchos mentores, los cuales considero que no son personas que necesariamente están ahí intencionalmente para formar parte de tu desarrollo profesional, pero te los encuentras en el camino, van apareciendo y de pronto uno considera que esas personas constituyen un ejemplo a seguir y decides seguir su ejemplo y entonces empiezas a copiar un poco su comportamiento, lo que hace, su conocimiento. Siempre en el camino de la vida uno se va encontrando con personas que de alguna manera admira y uno intenta guiarse y ser un poco de lo que es esa persona.

En ese sentido, sí he tenido varios mentores, que incluso me resulta un poco penoso el decir que en México las instituciones, fácilmente echan al olvido a los grandes mentores y un día los dejan por ahí aislados, como si las nuevas generaciones no tuvieran necesidad de escuchar su opinión o tener su guía y eso es un gran desperdicio de conocimiento valioso. Hace poco falleció el Dr. Alejandro Hazas, quien fuera uno de los precursores de la Seguridad Social en México, pero es penoso ver que en los últimos tiempos ya no se le tomaba casi en cuenta por parte de las instituciones, incluso las gremiales. Así como él hay otros que son íconos del desarrollo histórico de la Actuaría en México, pero que están casi en el olvido, lo cual es muy triste.

Me perece que habría que hacer un esfuerzo por recuperar todas esos grandes actuarios, porque en mi opinión los países que no conocen la historia y no sienten orgullo por todo lo que ocurrió en su pasado, son países que crean un vacío histórico y de valores en sus nuevas generaciones.

Volviendo a tu pregunta, sí, mis mentores existen, por supuesto y los tengo muy presentes en todo momento.

¿Cuál ha sido la mayor satisfacción que le ha dado la Actuaría?

De alguna manera, yo siento que la Actuaría me hizo ser un matemático aplicado, como lo quise ser desde el inicio. No era mi intención ser actuario, pero como en su momento no encontré algo que se llamara Matemáticas Aplicadas en la UNAM, al revisar la Actuaría vi que se parecía un poco a la matemática aplicada y a final de cuentas resultó que sí, ya que sí encontré en ella una forma de crear, inventar, aplicar y hasta jugar con las matemáticas para obtener además recompensas.

No es que la satisfacción sea el dinero que dé la actuaría, eso se puede tener incluso sin ser buen actuario, pero eso no es necesariamente motivo de satisfacción. La satisfacción yace en saber que uno pudo, a través del conocimiento que tenía, el crear cosas y que esas cosas sirvieron y además te dieron una retribución por ello. Ese es mi mayor satisfacción en lo profesional.

¿Qué consejo le daría a los estudiantes de Actuaría y actuarios con pocos años de recorrido para que puedan brillar en su camino?

Mi consejo es acerca de qué hacer para no caer en uno de los males de estos tiempos que casi siempre determina el fracaso en la mayoría de los actuarios. Hay un libro que incluso toca ese tema y que es muy interesante, el cual se llama Outliers  y lo que esencialmente dice es que no existen los super dotados, tal vez sí es verdad que la naturaleza puede crear un ser más débil por ahí, pero el estudio que hace ese libro deja ver que, por ejemplo, los Beatles no fueron lo que fueron por ser unos super dotados de la música, sino porque tuvieron tanto esfuerzo y tiempo de práctica tocando en bares, desvelándose y dándolo todo, que inevitablemente llegaron a ser muy exitosos. Lo que dice el libro es que después de cierto número de miles de horas de esfuerzo y práctica, la persona empieza a ser distinta y empieza a ser exitosa en lo que hace, pero siempre y cuando cumpla con esos miles de horas de práctica que al final le convierten en experto.

Hoy en día el mal que asola y determina el fracaso de la gente, es una suerte de apatía involuntaria, debido a que hay tantas formas de distracción y tantas formas de lograr placer, que uno podría dedicar muchas horas del día a ese placer y muy poco al esfuerzo que se requiere para prepararse, estudiar, investigar, escribir.

Entonces, mi consejo es que no se sientan abatidos o derrotados desde el principio, ni tampoco que crean que será fácil su éxito, y que tengan en la mente que si estudian mucho y se sienten interesados, apasionados por las cosas, y se esfuerzan y practican con intensidad, entonces inevitablemente llegará el éxito profesional. Simplemente se necesita el esfuerzo permanente, tener la capacidad de interesarse siempre por los temas realmente útiles, ya que si se distrae mucho tiempo en cosas de poca utilidad, se puede perder la posibilidad de tener éxito profesional.

¿Algún comentario final que quiera decir?

Simplemente comentar que los actuarios profesionales le debemos bastante a la Actuaría misma. Se necesita investigar más, producir y contribuir mucho más, dejar huella en la Actuaría y no dormirnos en la rutina del trabajo y la comodidad que da el dinero y la satisfacción personal. Tenemos que contribuir y hacer más historia en la Actuaría, al final es lo único que nos sobrevivirá.

La fallida propuesta de reforma a las pensiones

El día de hoy platicamos con el Actuario Carlos Contreras Cruz, académico de la Facultad de Ciencias de la UNAM, quien lleva más de 17 años impartiendo clases en esta institución. Además de esto, Carlos es un experto en materia de Seguridad Social y ha participado en el análisis y discusión de reformas de este tema en al menos una decena de países.

Después del anuncio del día de ayer 22 de julio, sobre la propuesta de Reforma a las Pensiones, la cual fue presentada por el Secretario de Hacienda Arturo Herrera y avalada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, nos dimos a la tarea de contactar al Actuario Carlos Contreras, quien es experto en este rubro de gran importancia actuarial como lo son las pensiones, para que nos amplíe el panorama de las implicaciones que esta iniciativa tiene y si, desde un punto de vista técnico, es adecuado que sea aprobada por el poder legislativo.

¿Cuáles son tus primeras impresiones sobre la propuesta de Reforma a las Pensiones presentada el día de ayer?

En enero de 2019 se presentó una iniciativa que también surgió en una conferencia matutina del presidente y lo que buscaba era mantener el sistema de cuentas individuales de ahorro para el retiro, a través de algunas reformas relacionadas con la ley que regula las Afores: su régimen de inversión, el cambio de Siefores a fondos de inversión, etc. Afortunadamente dicha iniciativa se detuvo, me parece que fue en el Senado de la República.

Después lo que comentó varias veces el presidente es que iba a hacer una reforma con el consenso de todos los sectores participantes, pero hoy lo que presentan es un refrito de esa iniciativa del 2019 que se había frenado, y lo que hace este refrito es mantener otra vez el sistema de cuentas individuales, hacer algunos ajustes que me parece fueron hechos sobre las rodillas, puesto que algunos ya se habían comentado y en general por todo lo que se tenía de antecedentes,  desde mi punto de vista no había como tal una propuesta de reforma, sino simplemente lineamientos para una discusión.

El hecho de que hoy, de manera intempestiva, se presente ya una iniciativa de reforma, me hace creer que por ahí alguien se movió más rápido de lo que se pudieron haber movido otras personas, otras entidades y otras organizaciones, con el fin de retomar esa iniciativa del 2019 y agregarle unos tintes que pareciera que hacen mejor el sistema, pero en la práctica no es así. Va a seguir siendo un sistema deficiente, pero esperemos que cuando esta propuesta sea enviada al poder legislativo, ambas cámaras hagan un verdadero trabajo de discusión y de escuchar a más sectores de la sociedad.

Aparentemente, nos dicen que ayer se presentaron representantes de los trabajadores y de los empleadores. Sí es verdad que hay líderes de dos agrupaciones, como el Consejo Coordinador Empresarial y la Confederación de Trabajadores de México, pero a mí en lo personal me hizo recordar al más antiguo y aguerrido corporativismo de otras épocas, en las que si el líder de una confederación o de una agrupación decía: “estamos de acuerdo”, automáticamente se asumía que todos los del sector, ya sea que estuvieran agremiados o no a dicha agrupación, estaban de acuerdo. Entonces el hecho de que hoy nos digan que hay apoyo de los trabajadores y de los empleadores porque había dos representantes de los sectores, considero que es algo muy cuestionable.

Habrá que ver los detalles de la iniciativa que llegue a las cámaras, porque hoy solamente se presentó un conjunto de diapositivas y hay algunos pronunciamientos, como de la AMAFORE o del CCE, pero como tal, creo que la mayoría de los que estamos interesados en el tema, no conocemos todo el texto de la iniciativa, sin embargo cuando lo tengamos, ya habrá más elementos para analizar cada detalle de esta reforma

En la conferencia señalaron que con esta propuesta se espera que las pensiones aumenten un 40%, ¿es esto suficiente?

No. Mira, de entrada realmente es cuestionable si ese 40% se va a alcanzar o no, a mí me interesa conocer el texto de la iniciativa, ya que inclusive las diapositivas que presentaron el día de ayer tienen errores e inconsistencias, entonces es necesario leer todo el documento de la iniciativa para poder ver más elementos.

Pero vamos a suponer que las pensiones sí se incrementarán en un 40% con esta iniciativa de reforma, entonces, si usamos datos promedio, como también los utilizó el Secretario de Hacienda, y consideramos que desde 2016 la OCDE dijo que la tasa de reemplazo promedio es del 26% en el sistema de cuentas individuales, al agregarle ese 40%, llegamos a aproximadamente 36.5% de tasa de reemplazo.

Este 36.5% está todavía por debajo del 40% de tasa de reemplazo, que podríamos decir que es poco, pero es lo mínimo que se debiera ofrecer por varias razones, una de ellas, y creo que es la más fuerte y en la que deberíamos enfocarnos, es que México tiene, desde mediados del siglo pasado, ratificado el Convenio 102 de la OIT, donde se indica que la tasa de reemplazo debería de ser precisamente de 40% del último salario de la persona trabajadora.

Entonces, aunque incrementemos esta tasa de reemplazo en un 40%, el resultado sigue estando por debajo del mínimo que establece el Convenio 102 de la OIT. De hecho, si no me equivoco, casi todos los años México es denunciado en la OIT, precisamente porque el sistema de pensiones que presenta no alcanza ese mínimo de 40%. Y si hablamos de las revisiones del Convenio 102, que son los Convenios 128 y 130, estaríamos inclusive todavía más abajo, ya que uno de esos convenios llevó la tasa de reemplazo de las pensiones por vejez al 60%.

En definitiva, yo creo que no van a subir las pensiones un 40%, pero si subieran, seguiríamos todavía por debajo de lo que debiéramos ofrecerle a las personas trabajadoras, lo cual además, implica faltar a un compromiso de México.

¿Qué opinas de que esta propuesta de reforma continúe considerando un modelo de contribución definida?

Tú le llamas de contribución definida, pero el nombre correcto es otro, por una sencilla razón: el anterior modelo que se decía que era de beneficio definido, también tenía establecida la contribución, la cual se volvía insuficiente por distintas razones, pero estaba definida.

Entonces en este caso yo más bien veo un sistema de ahorro individual forzoso y, como bien lo sabes tú y todo el público de El Manual del Actuario, para atender un riesgo lo tienes que hacer de manera integral, por lo menos con ahorro, con prevención, pero sobre todo, y eso es lo que debiera importarnos a todos los que ejercemos la profesión actuarial, con esquemas de aseguramiento.

En un esquema de aseguramiento tú debes de tener los beneficios definidos y la contribución definida. Al beneficio muchas veces le llamamos suma asegurada y a la contribución comúnmente le llamamos la prima. Entonces, el hecho de que solo sepamos cuánto vamos a ahorrar y nos digan que si después no llegamos a cierto nivel nos ofrecen un mínimo, no significa que tenemos un beneficio definido y por consiguiente, no hay un esquema de aseguramiento.

Por lo tanto, el ahorro individual forzoso es un sistema incompleto, ya que si nosotros ahorráramos el 15%, que es lo que está proponiendo esta reforma, y tuviéramos un salario de 15 salarios mínimos, durante 15 años no vamos si quiera a juntar el dinero para obtener la pensión mínima garantizada, es más, apenas y lo lograríamos si se cotizaran 1250 semanas como se requiere en la actualidad.

Entonces, vamos a caer en una situación común en la que el gobierno se verá obligado a dar un dinero adicional para cada persona, con el objetivo de que puedan acceder a la pensión mínima garantizada, la cual ahora puede llegar a ser de hasta 4 salarios mínimos, sin embargo, a la persona que gana 15 salarios mínimos, la dejas con una tasa de reemplazo de 26%. Es decir, no le moviste nada a lo que, según la OCDE, pasaba en el sistema de cuentas individuales antes de esta iniciativa. Solamente se maquillan los resultados para que se vean de otro color y al final obtienes el mismo resultado que ya se había previsto.

Y si lo vemos por el lado jurídico, más allá de lo técnico actuarial, el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice que las personas tienen derecho a un seguro por vejez, nunca habla de un derecho a un sistema de ahorro, sino que habla de un seguro. Con esto en mente, se deberían establecer los beneficios que se van a dar, las condiciones para poder acceder a dicho beneficio, pero también muy importante cuánto se tiene que aportar.

Ahora nos dicen que vamos a aportar el 15%, pero siguen sin darnos certeza de la cantidad de pensión a la que podríamos acceder.

Incluso sería mejor que ese porcentaje adicional que dicen que ahora va a aportar el empleador, lo cual no necesariamente será así, podría utilizarlo para pedirle a mi empleador que establezca un plan de pensiones en la empresa y vamos a garantizar un cierto nivel que complemente la pensión del seguro social y sería algo más benéfico para las personas trabajadoras, que estarle echando dinero a una cajita de la que no sabes realmente cuánto vas a poder obtener al final de tu vida laboral.

¿Qué consecuencias crees que haya por el aumento en las aportaciones del empleador que propone esta iniciativa?

De entrada es un espejismo. Si la iniciativa dirá lo mismo que la presentación del Secretario de Hacienda, entonces es falso que el empleador vaya a asumir esa cantidad que se mencionó, ya que en la diapositiva donde se presentó esa columna que llega hasta el 15%, hay un asterisco, el cual se explica en una nota al pie y dice que cuando la persona trabajadora tenga un salario de 1 SMG, quien va a poner el faltante para llegar al 15% es el gobierno.

Esto implica que el empleador solamente va a asumir ese incremento de aportación para los salarios más altos. Las consecuencias de esto sí van a ser importantes ya que, si actualmente existen subdeclaraciones o figuras como el outsourcing, esto en el fondo lo va a promover más.

Una de las cuestiones que se establecían en la propuesta de reforma de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS), por ejemplo, era modificar los artículos que mencionaban cómo se conformaba el salario base de cotización para retirar algunos elementos que hoy en día los empleadores utilizan, no sé si con dolo o por desconocimiento, para declarar salarios de cotización más bajos, como por ejemplo el “pago anticipo utilidades”.

Todas estas cosas si no cambian, así como la regulación del outsourcing, lo que va a generar esta propuesta de reforma presentada ayer es que los empleadores se las van a ingeniar para decir que solo tienen trabajadores de hasta 4 SMG y que el faltante para llegar al 15% lo pague el gobierno.

¿La propuesta de la CISS que mencionaste hace un momento, contemplaba la eliminación de la figura de las Afores y que todo fuera administrado por una entidad pública?

No. La propuesta de la CISS, es resultado de ver mejores prácticas, experiencias internacionales y recomendaciones de otros organismos expertos en el tema.

Dentro de estas recomendaciones hay que destacar dos: una de la OIT y otra del Banco Mundial, que hablan de sistemas multi-pilares, donde no se deja toda la responsabilidad para obtener una pensión al ahorro individual, o a las transferencias gubernamentales, o a un esquema de aseguramiento.

Lo que propone la CISS a México, en primer término, es la ayuda universal mínima para todas las personas a partir de cierta edad, la cual hoy en día ya se da y está en la constitución, pero hay que subir su monto, considerando la recomendación 202 de la OIT, en la cual se establece que se debe garantizar un ingreso mínimo en cada etapa de la vida y obviamente se considera que las personas de la 3ra edad tienen ciertas necesidades que cubrir y no todos acceden a una pensión por estar en un seguro social. Entonces la primera recomendación es tener un piso un poquito más alto para todas las personas mayores, incluso desde los 65 años, no desde los 68 como está ahora en la constitución.

Después hay un segundo pilar, el cual se basa en que hay que cumplir con el convenio 102 de la OIT (Norma mínima de seguridad social) y con la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Art. 25: derecho al seguro en caso de vejez), que plantea para México un esquema de aseguramiento, donde estén definidas las aportaciones tripartitas, es decir, del gobierno, de los empleadores y de los trabajadores, para acceder a beneficios ya establecidos, que no sean solamente mínimos, sino que pueden tener variaciones dependiendo del tiempo cotizado y la edad alcanzada y que se otorgan tras el cumplimiento de ciertas condiciones de adquisición.

Para este segundo, la CISS le propone a México que se cree y se administre de manera pública en una entidad que se denominaría Administradora Nacional de Pensiones, que sería algo equivalente a la Tesorería de la Seguridad Social que hay en España, la cual es una entidad independiente que maneja el dinero.

Esto ayudaría a evitar las tentaciones de que una institución de seguridad social, ya sea IMSS o ISSSTE u otra análoga, pueda utilizar ese dinero de manera inadecuada como históricamente ha pasado, no solamente en México, sino en otros países donde se han utilizado los recursos para construir infraestructura hospitalaria, colonias obreras, incluso en algún país, cuyo nombre no mencionaremos, se compró un equipo de futbol.

Después la CISS le propone a México que no desaparezca la figura de la Afore, sino que se quede como un complemento a los dos primeros pilares (piso protección social y aseguramiento administrado por una entidad pública), formando un tercer pilar de ahorro individual en donde puedan participar todos los que estén interesados. Si las 10 Afores que hay hoy en día están interesadas en seguir participando, que se autorice su continuidad. Si alguna más quisiera entrar, que también se autorice, cumpliendo siempre con las reglas respectivas, y que así haya más opciones para las personas trabajadoras. Si alguna Afore se quiere salir, que se establezcan también reglas para que los fondos de las personas aseguradas pasen a otra entidad.

En resumen, respondiendo a tu pregunta, como tal la CISS no le propone a México crear una entidad pública que administre los recursos de todos los trabajadores, sino que ésta administre únicamente los pilares 1 y 2 y que para el pilar 3 (complementario) sigan participando todos los administradores públicos y privados que quieran.

Con esta estructura las personas trabajadoras pueden acceder a mejores beneficios y todavía se pueden complementar más con los planes de previsión social que son los planes de pensiones que establecen los empleadores para sus trabajadores.

Entonces la figura de la Afore no tendría que estar fuera de la ecuación de un sistema de pensiones más completo en México…

No, de hecho la participación de los privados también es reconocida por la OIT, pero ésta indica que no es recomendable dejar al ahorro individual de administración privada como la única opción, y que su participación debe estar bien regulada y supervisada por parte de una entidad que incluso pueda sancionarles.

La propuesta de la CISS, justamente conjuga esta parte pública y privada en diferentes momentos, con diferentes responsabilidades, teniendo quizá un entramado más complejo que lo que se propuso ayer en la mañana, pero esta complejidad lo que va a hacer es que en el largo plazo se pueda unificar el sistema de pensiones en todo el país, teniendo varios elementos que ayuden a que las personas al final de su vida laboral puedan tener un beneficio, por lo menos suficiente para vivir, pero que se pueda ir incrementando si la persona fue trabajadora formal, si ahorró voluntariamente y si además tiene un plan de pensiones por parte de su empleador.

En el caso de estos planeas establecidos por los empleadores, permítaseme decir que para los patrones bajó mucho el interés por mantenerlos, ya que en el sexenio pasado se redujo casi a la mitad la deducibilidad fiscal. La propuesta de la CISS tiene como un cuarto elemento, o un cuarto pilar, a los fondos previsionales, y se propone a México que la deducibilidad fiscal otra vez sea del 100% como incentivo para que los empleadores puedan ofrecer este beneficio adicional a sus trabajadores.

Con todo esto, ya tienes la suma de 4 elementos que realmente permiten que la persona trabajadora se vaya los últimos años de su vida con los recursos suficientes para satisfacer sus necesidades, y no solamente el mínimo, el cual solo te da para necesidades básicas, pero en el momento que necesites un poquito más por algún imprevisto no va a ser posible atenderlo con solamente el mínimo.

¿Qué consecuencias crees que haya en el mediano o largo plazo en caso de que se apruebe la propuesta de reforma presentada ayer? ¿Crees que haría falta una reforma fiscal que la acompañe?

La reforma fiscal es importante para cualquier reforma del sistema de pensiones, sobre todo porque hoy en día todas las propuestas se basan en que tengamos por lo menos un piso básico para la etapa de la vejez, entonces una reforma fiscal debiera en un mundo ideal marchar a la par de una reforma en materia de seguridad social.

Sin embargo, como una reforma fiscal abarca muchos otros sectores, la CISS le propone a México que primero avance en una reforma en materia de pensiones y que no tarde mucho en empezar a analizar una reforma fiscal, porque si no en el largo plazo pudiera enfrentarse a una insuficiencia de recursos para cumplir con sus obligaciones de la pensión básica universal.

Por otro lado, tanto la Ley del Seguro Social como la Ley del ISSTE tienen un componente que se denomina cuota social, el cual es independiente de la aportación gubernamental que se hace para los casos de pensión de vejez y cesantía. Cuando esta cuota social apareció por primera vez en los años 90, se decía que era para buscar que el gobierno hiciera una redistribución de recursos en beneficio de las personas, pero las personas que cotizan al IMSS son poquitas en comparación con todo el universo de personas que va a llegar a la vejez y que necesita recibir una pensión. Entonces la CISS, además de proponer que en el mediano plazo (10 o 12 años) se lleve a cabo una reforma fiscal que en el largo plazo no genere problemas financieros, indica que si realmente se quiere hacer una redistribución de recursos, ésta no se enfoque únicamente en los 20 millones de trabajadores del IMSS y los 3 millones del ISSSTE, sino que se canalice la cuota social al pilar número 1 (pensión básica).

Además, en muchos países del mundo existen etiquetas de los recursos fiscales, donde se sabe que si me están quitando ciertos puntos de impuesto al consumo, a la renta o en otros rubros, yo ya sé que están etiquetados para que vayan específicamente a ofrecer asistencia médica o una pensión para la tercera edad o un subsidio en caso de desempleo.  Por consiguiente, la reforma propuesta por la CISS recomienda no solamente cobrar más y mejores impuestos, sino que se etiqueten aquellos que sean para cubrir una responsabilidad constitucional para que, sin importar el gobierno en turno, éste tenga recursos para pagar esa pensión mínima a adultos mayores.

La propuesta presentada ayer en la mañana por el secretario de Hacienda no contempla lo anterior y a mi parecer, a reserva de leer la iniciativa completa y hacer más números al respecto, dicha propuesta genera mayor presión fiscal al gobierno, primero porque la pensión mínima garantizada ahora ya se podría obtener con 15 años de aportaciones. Si antes con 25 años de cotización no alcanzabas a reunir dinero suficiente para comprarte una pensión, con 15 años menos, aún cuando se suba la cuota de aportación al 15%, entonces el gobierno va a tener que poner más dinero para las pensiones mínimas garantizadas.

Por otro lado, el promedio de cotización ante el IMSS está entre 3 y 4 salarios mínimos, es decir, que hay muchísima gente que aunque en la realidad gane más dinero, en la práctica está registrada con salarios más bajos, entonces ahora el gobierno va a tener que pagar más cuotas y aportaciones para todas esas personas, más las que se vayan registrando con bajos salarios.

Probablemente esta presión fiscal para el gobierno no se presente en el mediano, ni en el largo plazo, sino en el corto, ya que de acuerdo con lo que se declaró el día de ayer en la conferencia matutina, cuando entre en vigor la reforma presentada, supongamos el 2021, en ese mismo año ya va a haber personas que tengan 750 semanas de cotización, una miseria de ahorro en su Afore y a las que ya tengan que darles subsidio para poder alcanzar la pensión mínima garantizada prometida.

Entonces si no hay una reforma fiscal, sin importar si se sigue con la propuesta presentada ayer en la mañana o la que la CISS le hizo a México, o en alguna otra que pudiera haber, esto no va a ser sostenible y el gobierno no va a tener de dónde obtener dinero.

Parte de la motivación de bajar las semanas de cotización mínimas de 1,250 a 750 es la de incentivar la incorporación de gente que está en el sector informal al sector formal, ¿esto realmente tendrá resultado?

Ese es un supuesto económico basado en la teoría del consumidor racional. Yo respeto mucho a los economistas, pero siempre he dicho que el consumidor racional es irracional. Esa idea de que todo mundo prefiere más que menos y lo prefiere hoy y no después, no ocurre.

Cuando se implementó el sistema de ahorro individual, se decía que se iba a incrementar la cobertura, es decir, que más gente iba a cotizar. Una de las razones de esto era porque la gente desconfiaba del gobierno porque “es malo para administrar y es malo para manejar las pensiones” y cuando la gente viera que la iniciativa privada sí iba a hacer una buena administración de sus recursos, que iba a poder identificarlos con estados de cuenta, y que nadie iba a “meterle mano” a sus recursos, entonces todo mundo diría que quería participar en ese sistema, volviéndose formal para poder cotizar y pagando impuestos. Evidentemente eso no pasó.

Entonces el hecho de que hoy en día nos digan que ahora sí se va a incrementar la cobertura porque ya son más flexibles las condiciones, me parece que se sigue basando en una opción que la gente podría considerar pero que no por la que necesariamente va a optar. Aquí también se choca con la misma teoría del consumidor racional ya que si la gente prefiere más que menos, pero lo prefiere hoy y no mañana, entonces va a seguir prefiriendo tener más recursos para gastarlos hoy, que disminuir sus recursos actuales para meterlos en una cuenta individual y que en el futuro, dentro de 20 o 30 años, el gobierno en turno le diga que le va a dar una pensión mínima garantizada del nivel que corresponda para esa fecha.

Si los actuarios a veces utilizamos supuestos fuertes, los economistas utilizan supuestos todavía más fuertes, pero que en la práctica son demasiado débiles porque se basan en variables que no son parametrizables. Tú no puedes parametrizar el comportamiento de la gente, si así fuera, probablemente ya hubiéramos salido de la pandemia hoy en día, porque la gente ya hubiera dicho “sí, vamos a guardarnos el día de hoy para que mañana podamos salir a pasear” y lo que estamos viendo, sin contar a la gente que debe salir a trabajar, es lo contrario.

Realmente estos supuestos que intentan parametrizar el comportamiento de la gente, no tienen ningún sustento, con esta propuesta la gente no se va a sentir motivada ni incentivada a hacer una aportación que le va a restar hoy en día su salario para recibir una pensión pequeñita, cuando además ya sabemos que constitucionalmente existe el piso de protección social que es para todos, hayan sido formales o no.

¿Podrías decirnos tus conclusiones sobre este tema?

Primeramente, muchas gracias a El Manual del Actuario que me permite expresarme justamente cuando vino una inesperada propuesta de reforma que a mi parecer, e insisto, es una propuesta hecha sobre las rodillas por razones que no voy a explicar con detalle, pero que se presenta a mi parecer, tratando de adelantarse a cualquier otra posible propuesta, justo en el momento en que más sectores de la población, como los trabajadores, el sector académico y organismos internacionales, ya se pronunciaban sobre alternativas y propuestas para someterlas a discusión.

El hecho de que ahora venga de la nada una propuesta trabajada por la Secretaría de Hacienda me parece un verdadero madruguete para tratar de contener otra posible propuesta de reforma.

Yo hablé hace un momento, por ejemplo, de la propuesta que la CISS como organismo internacional, técnico y especializado le hace a México, pero también están la propuesta de la Asociación Mexicana de Actuarios Consultores, la propuesta del Banco Interamericano de Desarrollo o la propuesta del Aspen Institute Mexico, que si bien ésta última se basa en el estudio que hizo la OCDE en 2016, a final de cuentas es una propuesta alterna.

También varios sectores de trabajadores ya hablaban de una propuesta, que no es la que se presentó ayer, sin embargo, como va a pasar al poder legislativo, yo esperaría que éste realmente genere una discusión y un debate.

No creo que vayan a llamar a un periodo extraordinario para sacar esta reforma, entonces entraría en un periodo ordinario, el cual empezaría el 1ro de septiembre con el informe del Presidente de la República.

Por consiguiente, por lo menos tenemos del 23 de julio al 31 de agosto para que haya un verdadero diálogo social, donde se escuchen voces de expertos que digan si consideran que hay que seguir por este camino o si debemos seguir otro.

Con todo respeto para quienes estuvieron el día de ayer en la presentación de la propuesta, los empleadores y los trabajadores obviamente sí deben de participar, pero ellos no son los expertos en materia de seguridad social, sobre todo porque ellos lo ven desde una perspectiva financiera, económica y muy vinculada al trabajo, sin embargo, el tema de las pensiones tiene forzosamente también un componente no relacionado con el derecho del trabajo y las relaciones laborales formales. Los trabajadores estaban aparentemente también representados, pero también hay un grupo importante de trabajadores que quisieran que se acabaran las Afores y ayer en la mañana les dijeron que no y que incluso éstas van a recibir todavía más recursos.

Insisto: ¡Ojalá el poder legislativo abra un debate amplio y extenso! en el cual se puedan escuchar todas las voces y no lo digo porque se quiera estar en contra del gobierno, sino porque realmente lo que se presentó ayer fue la reforma que ya se había planteado en 2019, solo la maquillaron y le cambiaron el color.

Si la echan a andar, van a pasar 15 años y se van a dar cuenta que no funcionó, como ahora se están dando cuenta que tras 23 años que empezó el primer sistema de cuentas individuales, tampoco funcionó.

Esperemos que no sea la última palabra, a pesar de que sea el presidente quien presenta esta iniciativa, que todavía haya opción a rectificar y que sea una reforma verdaderamente integral, que no se quede corta a modificar únicamente unas cositas en el seguro social.

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